En entrevista con el canal de noticias alemán DW, el brasileño José Graziano da Silva habló sobre los desafíos de su período y sobre la crisis venezolana. Él dejará la dirección de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) este 31 de julio, después de siete años en el cargo.
De acuerdo con el último informe de la FAO, América Latina presentó el mayor retroceso en la lucha contra el hambre a nivel mundial.
Sostiene que Venezuela es el mejor ejemplo del retroceso en cuestión. “Es un país que siempre dependió de la importación de alimentos, pero a comienzos de la década del 2000, Venezuela hizo grandes avances en la reducción del hambre. Venezuela entró en la lista de los países que cumplían los objetivos de desarrollo del milenio de reducir el hambre a la mitad, y nosotros entregamos un reconocimiento al país por el trabajo realizado.
En el año 2000, 16,3 millones de personas pasaban hambre en Venezuela. En 2010, ese número pasó a 3,1 millones. El nivel del hambre disminuyó cinco veces en diez años. Es un cambio fuertísimo, similar al que registró Brasil en la reducción del hambre”, sostuvo.
Manifestó que se entregó el premio a
Maduro en 2014 porque “habían reducido el hambre a la mitad, y no por la coyuntura que vivían. Era un premio para los países que lograran el objetivo del milenio, que era reducir los índices de hambre a la mitad hasta 2015, en comparación con el año 2000”.
Otra cosa es mirar atrás y decir: “No deberíamos haberle otorgado el premio”. Nadie podía prever que se produciría un deterioro tan fuerte de la moneda de Venezuela y, por consiguiente, del poder adquisitivo de la población, ni los índices de hambre que estamos viendo hoy. Venezuela es el peor caso que tenemos hoy en América Latina, enfatizó.
Fuente: La Patilla
Fotos: EFE / Reuter
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