El nuevo presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández, sostiene que cobra tiempo que los agentes económicos que han sido tan golpeados y maltratados por expropiaciones, expoliaciones, confiscaciones e intervenciones por parte del gobierno chavista vuelvan a sentir confianza
Carlos Fernández, recién electo presidente de Fedecámaras, da un voto de confianza al diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición que se desarrolla en México como un primer paso para entrar en un proceso de reinstitucionalización del país, así como también a las elecciones regionales convocadas para noviembre y a los acercamientos entre el Ejecutivo y los gremios empresariales. De esta manera, sostiene, empezaría a generarse la confianza que se necesita para atraer las inversiones que requiere Venezuela, principalmente en los sectores más urgentes, entre ellos petróleo y servicios públicos. «La política y la economía son dos caras de una misma moneda», afirma.
«Nuestra apuesta, nuestro principal objetivo y empeño están enfocados en tratar que ese diálogo se dé, que se produzcan victorias tempranas que ayuden a generar confianza entre las partes para que vayan más allá del tema electoral y de la muy importante reinstitucionalización del país y pasen a discutir cuál será el modelo económico, político y social que se implementará para darle rumbo al país», dijo Fernández en una entrevista exclusiva con TalCual.
Sin embargo, advierte, toma tiempo que los agentes económicos «que han sido tan golpeados, sufridos y maltratados por expropiaciones, expoliaciones, confiscaciones e intervenciones» por parte del gobierno chavista vuelvan a sentir confianza y ayuden a levantar a un país que, según analistas financieros, ha caído un 80% en los últimos ocho años; una crisis comparable con la que han sufrido naciones que enfrentaron conflictos bélicos o catástrofes naturales.
– Quisiéramos que nos dibujara el país que tenemos en 2021, cuando asume las riendas de Fedecámaras por los próximos dos años.
– Tenemos un país que viene de ocho años de caída consecutiva de su actividad económica. Al cierre del año 2020, el PIB era aproximadamente el 20% de lo que era en 2013. Y en los últimos tres años la caída ha sido cercana o superior al 20%, demasiado grande, pocas veces vista en economías que no están en conflictos bélicos.
Pero es muy frío solo decirlo, hay que ver las implicaciones que eso tiene. En primero, la caída de los ingresos externos. Las exportaciones venezolanas, fundamentalmente de petróleo, dejaron de ser el principal ingreso externo desde 2019. Ya no podemos decir que es un país petrolero porque el grueso de sus ingresos externos viene, fundamentalmente, de exportaciones distintas al petróleo y del sector privado. Tenemos una economía que está logrando ingresos externos básicamente por lo que venezolanos en el extranjero están mandando de ayuda a familiares.
Y esta caída de la economía tiene consecuencias importantísimas, sobre todo en la parte humana. Está trayendo unos altísimos niveles de desempleo y de desocupación y una caída de los ingresos de la familia venezolana muy grave. El principal problema económico del país es la insuficiencia de ingresos de trabajadores y un empobrecimiento continuo de todos los agentes económicos generado por la inflación.
La creciente y espontánea dolarización es una respuesta del mercado a la pérdida del valor y, por lo tanto, de la confianza en el bolívar causado por la hiperinflación. No fue estudiada, preparada, acordada ni decretada por nadie. Ni siquiera hay un acuerdo con la Reserva Federal, pero está ayudando a que se estabilicen los precios en esa moneda y a que comience a mejorar un poco el ingreso de venezolanos, sobre todo de ese amplio sector que no tiene empleos formales, el que lava el carro o lo cuida, por ejemplo.
Divisas dolarización
– Ante este panorama del país, ¿cuál cree usted que es el mayor reto de la nueva junta directiva de Fedecámaras?
– Para nosotros el mayor reto es poder acompañar al país en la búsqueda de soluciones, tratar de darle todo nuestro apoyo institucional, acompañamiento y fortaleza y proteger ese proceso de negociación que han anunciado tanto voceros del presidente Maduro como de la oposición que supuestamente empezará en México. Sentimos que ese proceso es una sintonía entre lo que clama el país con su dirigencia política.
– ¿Ese proceso de reinstitucionalización puede empezar a proceder con las próximas elecciones regionales? ¿Hay confianza en el proceso electoral convocado por el nuevo CNE?
– Pienso que probablemente en las primeras conversaciones entre los factores de la oposición y del gobierno toquen el tema electoral para terminar de conseguir las condiciones que la oposición aspira para participar. Eso podría ser el inicio de un proceso de creer en las instituciones y de recobrar confianza en el voto, en el entendido de que la solución de nuestro problema no es en el plazo inmediato sino que llevará cierto tiempo.
También creo que es una manera importante de comenzar algo que es fundamental para el avance de las sociedades y para conseguir reivindicaciones: la movilización de la ciudadanía. Las sociedades no progresan si no hay movilización social, que no es una gran marcha en la autopista sino los estudiantes en sus centros de estudio, los empresarios en sus cámaras, los trabajadores en sus sindicatos, los vecinos en su condominio y los padres y representantes en los colegios luchando, discutiendo y abogando por mejores condiciones y por una mejor calidad.
– La gente está tan cansada y agotada de tantas intentonas de diálogo que ya no cree en un nuevo intento de conversaciones.
– La palabra diálogo está satanizada en Venezuela, probablemente con razón. Los pueblos son muy sabios y eso es consecuencia de muchos esfuerzos fallidos. Pero nosotros creemos en la política como la mejor forma para tratar de hacer posible lo deseable y para dirimir las diferencias y conflictos entre los diferentes agentes sociales y la ciudadanía. Y el diálogo no es otra manera que la instrumentalización de la política, es un avance de la civilización. A pesar de que los eventos anteriores de diálogo no dieron el fruto que esperábamos, probablemente ahorita hay algunos elementos novedosos que pudieran hacer creer que hay oportunidad.
– ¿Cuáles son esos elementos?
– En primer lugar, hay un deterioro muy, pero muy profundo de los temas económicos y sobre todo sociales, en la calidad de vida de los venezolanos. La población urge soluciones, no puede seguir esperando. En segundo lugar, cada una de las partes del conflicto estará acompañada por algunos países amigos, es decir, hay un observador que no está en el conflicto cercano a cada una de las partes que puede ser testigo de los acuerdos y de lo que se dijeron, y una cosa que cuidan mucho ambas partes es la opinión internacional. Y tercero, y quizás lo más importante, es que, por las sanciones, están en un plano de igualdad: el grupo de Juan Guaidó tiene el apoyo de EEUU e influencia en el tema sancionatorio y el gobierno el control territorial, de la administración y de la fuerza.
– ¿Y Fedecámaras continuará con el proceso en la OIT de forma paralela a los acercamientos con el gobierno?
– Por supuesto. Es un proceso que está abierto y al que muchos países han estado atentos y acompañando. Pero es un proceso que se pudiera resolver de manera sencilla si hubiera voluntad política por parte del gobierno de volver al espíritu tripartito con acompañamiento de la Organización Internacional del Trabajo.
OIT
– En 2016 fue llamado Consejo de Economía Productiva y ahora Consejo de Economía Nacional. Es decir, no se trata de una instancia nueva. ¿Qué expectativas le genera su reactivación? ¿Sirvió el anterior?
– Hay que esperar para ver de qué se trata. Si las instancias anteriores no dieron los resultados esperados, entonces tenemos que cambiar. Las dinámicas que nos trajeron hasta acá no serán las que nos sacarán de esta situación. El país tiene que explorar maneras distintas de hacer las cosas y no puede seguir esperando, las soluciones las requiere de inmediato.
– La propuesta del plan de vacunación fue desestimada por Delcy Rodríguez. ¿Qué cambiarle para que sea atractiva para el Ejecutivo?
– No hemos tenido una respuesta definitiva ni favorable ni negativa. Pero lo más importante de ese plan es que quiere coadyuvar al plan de vacunación nacional, en ningún momento hemos pretendido sustituirlo ni mucho menos porque entendemos que es competencia del Estado. Lo que queremos es colaborar tanto en la logística como también con fondos. Seis millones de dosis es un costo que está asumiendo el sector privado vacunando a sus colaboradores.
Pero si lo que no gustó fue la propuesta, el plan, el alcance, que nos digan cómo lo podemos hacer y estamos abiertos a cambiar nuestro plan y a adaptarlo a lo que sea exigido, siempre y cuando lo podamos cumplir.
– ¿Se mantienen las otras propuestas hechas por Fedecámaras relacionadas con el tema económico, el combustible y el 7+7?
– El grueso se mantiene. Hay unas que han tomado más urgencia.
– ¿Cómo cuales?
– Creo que el tema del combustible es una cosa que ha aumentado su importancia en los últimos meses a cuando hicimos las propuestas originales.
Es insólito que un país como el nuestro, productor de petróleo y con un parque refinador importante, no esté en capacidad de autoabastecerse, sobre todo teniendo una demanda tan disminuida como la que tiene hoy comparado con lo que era nuestra actividad económica y ritmo de vida antes.
– ¿Hay confianza en los mecanismos creados por el gobierno para, supuestamente, atraer inversión nacional e internacional sobre todo a la industria petrolera? ¿Hay confianza en la ley antibloqueo, por ejemplo?
– Yo no tengo información si realmente están viniendo inversionistas. Pareciera que no en los sectores más estratégicos y más medulares, pero no puedo responder. En materia económica no se pueden ver las leyes como panaceas, no traen las soluciones, más bien a veces el exceso de leyes, como en nuestro caso, pone trabas a los procesos económicos. Si la prosperidad económica de los países dependiera de las leyes todos los del mundo fueran prósperos y no es así. No se trata de dictar leyes sino de crear condiciones, de tener institucionalidad.
Por eso para recuperar la industria petrolera, por ejemplo y repito, apostamos al proceso de negociación porque aspiramos a que traiga la reinstitucionalización que el país requiere. En la medida en la que nos reinstitucionalicemos, vamos a comenzar a generar un poco más de confianza, pero también es importante la movilización ciudadana para presionar los cambios que son necesarios. No solo hacen falta recursos, también conocimiento, técnica, buena práctica, mercado y relaciones, y muchas de esas cosas las pudiera aportar un amplio sector privado que está en Venezuela.
– Dirigentes gremiales han solicitado al gobierno en reiteradas oportunidades que levante las exoneraciones arancelarias que hacen que los productos importados compitan de manera desleal con los bienes locales. ¿Cómo puede enfrentarse esta economía de puertos? ¿Qué hay que hacer con los bodegones?
– Esa medida es un golpe noble al aparato productivo nacional. No solamente se exoneran los aranceles de importación sino también el IVA que se paga cuando se importa, pero curiosamente no se exoneran las materias primas. Entonces, tenemos un aparato productivo nacional que tiene que salir a vender el mismo producto que muchas veces manufactura con materia prima importada que paga arancel e IVA por la importación y que además tiene unos sobrecostos adicionales en el mantenimiento de su actividad, sus estructuras e inclusive de sus instalaciones, entre ellos los generados por la dificultad interna para conseguir combustible, interrupción en los servicios públicos y el 7+7. Todo esto al final te trae una serie de costos que, cuando formulas el precio, te es difícil competir con unos productores que no tienen estas dificultades y que además están trayendo sus productos libre de aranceles.
– Mientras tanto, ¿Cuáles son sus perspectivas de la economía?
Pensamos que la caída profunda de la economía se detiene este año. Es muy difícil seguir cayendo a esos ritmos y creemos que pudiéramos estar en presencia de un crecimiento 0, +1 ó +2, básicamente producto de la dolarización, que ha traído el renacimiento del crédito comercial, y a que ha habido un aumento en la producción petrolera. Se estima que ya está en 600.000 barriles diarios y que cerrará este año sobre los 700.000. Y probablemente por ser año electoral el gobierno se apañe de incrementar el gasto público que ha estado frenado para combatir la inflación. Estamos sin duda en un año bastante atípico a lo que venía siendo en los otros años.
Gremialista ante todo
Fernández, abogado egresado de la UCAB, ha transitado durante más de dos décadas un largo e importante camino como dirigente empresarial en distintas áreas de la economía, fundamentalmente el comercio y la industria, donde forma parte como agroindustrial.
Su larga carrera gremial empezó en el 1995 en la Cámara de Comercio de Maracaibo como miembro de una comisión, después pasó a ser parte de la directiva, a convertirse en el tesorero, segundo vicepresidente y luego presidente, cuya gestión finalizó en el 2003. Dos años después entró en Consecomercio, donde transitó un camino parecido al que atravesó en el gremio marabino: director, coordinador de regiones, segundo vicepresidente, primer vicepresidente y después presidente.
En 2019 el empresario de la agroindustria se convirtió en el primer vicepresidente de Fedecámaras y en 2021 en el máximo representante de la mayor patronal de Venezuela en sustitución de Ricardo Cusanno, a quien considera un hombre muy dedicado a la institución, «con mucho coraje» para abrir caminos y cambiar dinámicas y también «con suficiente humildad para que ese cambio nunca fuera un revisionismo de quienes estuvieron antes».