Los gobernadores que salieron derrotados en las primarias del PSUV, incluidos en el grupo de entidades donde se anunció una «revisión» de resultados, pertenecen todos a la tendencia del vicepresidente del partido oficialista. Nicolás Maduro consolidó su liderazgo y Tarek El Aissami también salió favorecido, pero el expresidente de la asamblea constituyente no logró imponer sus fichas a la militancia
En mayo de este 2021, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) anunció un proceso de elecciones primarias para escoger a sus candidatos con miras a las elecciones regionales y locales del 21 de noviembre. El proceso se haría mediante comicios abiertos en el que todos los inscritos en el Registro Electoral (RE) podrían participar, una modalidad con la que se busca acercar a los candidatos con los electores más allá de los militantes de la organización.
Pero poco a poco, lo que pintaba como un proceso democrático para acercar las decisiones al pueblo fue perdiendo ese carácter; primero se anunció que la Dirección Nacional debía dar permiso a que los aspirantes se postularan. Ahí quedaron por fuera dirigentes como Francisco Arias Cárdenas, que quería volver a competir por la gobernación del Zulia; Elías Jaua, quien marginado de la directiva del partido tenía aspiraciones para competir por la gobernación de Miranda; y la alcaldesa del municipio Libertador, Érika Farías, además de varios diputados a la Asamblea Nacional.
Luego de realizado el proceso de postulaciones el 27 de junio, que fue llevado a cabo por las diferentes UBCH a nivel nacional, y de que la directiva manifestara su orgullo porque más de 100.000 personas fueron postuladas a las diferentes candidaturas, el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, informó que las primarias, a realizarse el 8 de agosto, se limitarían a los candidatos a gobernadores y alcaldes y que la Dirección Nacional decidiría sobre los aspirantes a legisladores estadales y los concejales, un balde de agua fría a las miles de personas que se inscribieron para competir a las primarias para buscar ser abanderados para estos cargos.
Con la revisión, la Dirección Nacional se impone
Llegó el día de las primarias y la Dirección Nacional resaltaba en sus intervenciones en los medios del Estado lo democrático que estaba siendo el partido, que a diferencia de las organizaciones de la oposición permitía a sus bases escoger a los candidatos. Al final de la jornada el partido dio un primer boletín de resultados, destacando la participación de más de tres millones de personas (la organización tiene inscritos 7,8 millones de militantes).
Pero 24 horas más tarde, en ocasión del segundo boletín de resultados, toda aquella ostentación de democracia se cayó, la Dirección Nacional anunció que se iría a “revisión” de resultados en aquellas entidades donde el ganador obtuvo menos de 10 puntos porcentuales sobre su más cercano competidor, una regla nueva que se sumaba a aquella que sí figuraba en las normas del proceso según la cual, para llevarse la victoria definitiva, el ganador debía obtener el más del 50% de los votos, algo que se hace en elecciones donde hay una segunda vuelta.
El dirigente Freddy Bernal, quien obtuvo la nominación en el estado Táchira, advirtió a su vez que, haber conseguido el mayor número de votos no era sinónimo de convertirse en candidato (¡!).
El caso es que, curiosamente, en la casi totalidad de esas entidades donde los resultados irán a revisión, la tendencia que salió desfavorecida fue la del primer vicepresidente del partido, Diosdado Cabello.
En efecto, los aspirantes auspiciados por el número dos del chavismo salieron con las tablas en la cabeza en estados emblemáticos como Aragua, Bolívar y Monagas, la cuna del vicepresidente del PSUV.
Revisión será en estados claves para Cabello
Resaltan en este caso los gobernadores de estado que están alineados con Cabello, como Justo Noguera Pietri, mandatario regional del estado Bolívar (a quien se entregó la gobernación entre denuncias de fraude por parte del candidato opositor Andrés Velásquez en 2017), quien en esta ocasión cayó derrotado a manos de Tito Oviedo. También está Ramón Carrizalez, gobernador de Apure, que perdió ante Pedro Leal.
A ellos se suma el gobernador del estado Aragua, Rodolfo Marco Torres, otra de las fichas de Cabello en el reparto del poder regional, quien fue superado por Karina Carpio. Todos estos gobernadores son militares retirados.
Además de ellos, salió derrotada una gobernadora que, sin provenir del estamento militar, es allegada a cabello, Yelitze Santaella, quien no logró ser favorecida por los votantes de Monagas, estado natal del capitán Cabello, que se inclinaron en su mayoría por Leudi González. Monagas es fundamental para Cabello pues es su estado natal.
Y esto en cuanto a gobernadores en ejercicio, pero en otras entidades los candidatos de Cabello también fueron rechazados por el electorado. Es el caso de José Vielma Mora, quien enfrentó a Rafael Lacava en Carabobo en un intento de Cabello de recobrar uno de sus bastiones, en tiempos cuando el gobernador era Francisco Ameliach, otra de sus fichas. También ocurrió algo similar en Lara, donde ganó Adolfo Pereira, del sector de Carmen Meléndez, vinculada a Nicolás Maduro, dejando sin chance a Pedro Alastre, ficha de Luis Reyes Reyes, otro militar del círculo cercano de Cabello.
Conquistas y retención de bastiones
A pesar de estas derrotas, Cabello obtuvo plazas importantes como Táchira, por intermedio del actual “protector” de esa entidad, Freddy Bernal, y conservó entidades como Zulia y Yaracuy.
Sin embargo, el gran ganador fue Nicolás Maduro, quien impulsó las candidaturas que resultaron ganadoras en Anzoátegui, con el periodista Luis Marcano; Falcón (Víctor Clark), Sucre, donde Gilberto Pinto se impuso al alcalde de Cumaná, Luis Sifontes, quien era respaldado por Diosdado Cabello, y los estados ya citados, Aragua, Carabobo y Lara.
Otra de las tendencias del PSUV que salió favorecida fue la de Tarek El Aissami, aunque este forma parte del círculo de Maduro. En Trujillo, Hugo Cabezas fue el aspirante favorecido y en Nueva Esparta lo fue Dante Rivas, ambos allegados del expresidente ejecutivo y exgobernador del estado Aragua, al igual que Jehyson Guzmán, abanderado del PSUV en Mérida.
La almiranta Carmen Meléndez viene creciendo en influencia, aunque es también aliada de Maduro, consiguió ser la candidata para la alcaldía del municipio Libertador, en Caracas a la vez que una de sus fichas conservó para su grupo la candidatura a la gobernación del estado Lara.
Otro que viene ganando espacios es el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez, quien prácticamente no tuvo rivales al serle negado el permiso a Elías Jaua para competir. El nuevo candidato a gobernador del estado La Guaira, José Terán, es muy allegado a él y eso incrementa su liderazgo.
Otros estados consolidaron liderazgos regionales, como el del gobernador José Vásquez en Guárico, quien fue alcalde de Camaguán y goza de buenos niveles de popularidad; Lizeta Hernández en Delta Amacuro, donde es gobernadora desde 2008, y Margaud Godoy en Cojedes.
El súper cogollo es el que decide con la revisión
El dirigente político Rodrigo Cabezas, economista, exdiputado y exministro de Finanzas, afirma con respecto a lo acontecido con las elecciones primarias del PSUV que esta organización política se ha convertido en una de las más centralizadas que existen en América Latina, que fue asumiendo una estructura casi que militar donde no se decide sino lo que tres o cuatro miembros de un “súper cogollo” acuerdan.
“Las elecciones teñidas de democrática son un fraude a la opinión pública”, expresó Rodrigo Cabezas. “Una elección con absoluta falta de transparencia donde nadie puede auditar lo que allí pasó porque el control total lo tiene el cogollo del PSUV. No se permitió escrutar resultados en municipios ni regiones, y no se informó el número de votos sino los porcentajes, todo lo cual hace que ese proceso tenga una falta de transparencia democrática total”, señala Rodrigo Cabezas.
Hace énfasis en que se trata de una burla a las bases del movimiento, que se convoco a consultas previamente para pasar a elegir diputados a los consejos legislativos estadales y concejales y luego dijeron que no habría primarias para esas dos instancias sin que nadie pudiera decir nada, con lo que miles de candidatos serán elegidos ahora por el cogollo.
“El corolario de todo esto, es que para seis o siete gobernaciones se inventaron que el que no tenga más de 10 puntos no garantizaba la victoria, esto lo hacen con la finalidad de resolver las discrepancias que tienen para la distribución entre el madurismo y cabelllismo”, expresa.
Demostración de fuerza a lo interno
Por su parte, el sociólogo e investigador Damián Alifa manifiesta que lo primero que hay que decir es que, de cara a la puesta en escena de la demostración de fuerzas para construir espíritu de grupo, las primarias cumplieron un efecto importante en el chavismo, una suerte de demostración de fuerza a lo interno más allá de las discrepancias y tensiones que se demostraron entre diferentes candidatos.
No obstante, señala el hecho de que, para los legisladores estadales y las concejalías, se decidió finalmente aplicar el método de la cooptación, mientras que para las gobernaciones prácticamente se iba a mantener la continuidad porque parecía que la mayoría se reafirmaba.
“Solo hubo unos cinco casos sorpresivos en que los gobernadores perdieron, Aragua, Apure, Bolívar, Monagas, que están en revisión (se suman Cojedes y Sucre), así que donde iba a haber más disputa es en las alcaldías, ya que el 75% de las mismas va a tener nuevas caras, diferentes a los liderazgos que había”, explica el analista Damián Alifa.
Afirma que no le extraña que se aplique la regla de una revisión por no contar con más de 10 puntos porcentuales de votos de ventaja, porque es en las gobernaciones donde está la discusión sobre la distribución regional del poder.
Sin embargo, estima poco probable que se vayan a cambiar los resultados en esas entidades donde perdieron los gobernadores. Al respecto, argumenta que resulta bastante complicado llevar como candidato a un aspirante que salió derrotado en unas elecciones internas.
A su juicio, podrá haber cambios en una o dos entidades, pero no en todas.
Cabello busca revertir el resultado adverso
Para Rodrigo Cabezas, como las que están en revisión son las candidaturas a gobernaciones que le son adherentes a Diosdado Cabello, parece que el vicepresidente del PSUV ha reaccionado para tratar de evitar ese resultado adverso para la gente de su confianza.
“Los casos de Apure, Bolívar y Monagas son vitales para él. Todos estos años han sido parte de la corriente de Cabello. Quizás por eso se explica que están en revisión, cuando en unas primarias ganó el que ganó. ¿Qué van a revisar en Monagas o en Bolívar? Igual que en Apure”, se preguntó.
Añade que, cuando se dice que se va a revisar un resultado esto constituye una afrenta contra unas bases que fueron convocadas para decidir. “Le estás diciendo que no van a decidir ellos, sino un cogollo. Confirma que es una acción antidemocrática”, acota.
Castigo a desempeños regionales
A su vez, Damián Alifa coincide en que casi todos los gobernadores que perdieron son de una tendencia política, y por ello cree que es probable que alguno va a llegar a ser rescatado en esa “revisión” de resultados porque de lo contrario se vería afectada esa tendencia particular.
Asegura que el causante de la derrota no es el liderazgo de Diosdado Cabello, sino que obedece a un balance de las gestiones locales. “Fueron castigados los gobernadores. Esto va más allá de si corresponden a la línea de uno u otro”, precisa.
Argumenta que la mayoría de las gestiones de los gobernadores han sido muy cuestionadas. “Los postulados que están en cargo de gobierno la tenían más difícil porque son gobernadores y alcaldes que han actuado en la peor crisis económica del chavismo y eso repercute en la gestión regional, además problemas de burocracia, de los errores que conocemos en las gobernaciones”.
“Fue un castigo, cuando ves que, por ejemplo, se castigó a Marco Torres, se castigó esa gestión más que la tendencia”, sostiene.
Finalmente, expresa que si se cambian los resultados de las elecciones por las bases obviamente eso será una mancha, algo que generará malestar regional, molestia y fricciones en las bases, mientras que hacia afuera sería algo contradictorio con el mensaje que se quiere mandar de participación ciudadana, derecho a elegir y consulta a las bases.