La bancada opositora en la AN electa en 2020 es de tan solo 20 diputados, y a lo largo de este 2021 ha aprobado junto a los diputados oficialistas una serie de proyectos de leyes y acuerdos, enfrentándose además a la oposición considerada mayoritaria, con lo que no terminan de desplazar al G4 como el sector predominante de quienes adversan al gobierno chavista
En septiembre de 2019, la representación del gobierno de Nicolás Maduro se retiró de la Mesa de Negociación y Acuerdos que se desarrollaba en Barbados bajo la mediación del Reino de Noruega. Días después montó una instancia de diálogo en Venezuela con dirigentes políticos ajenos al G4 (los cuatro partidos más votados de la oposición) a la que llamó Mesa de Diálogo Nacional, pero que se conoció popularmente como «la mesita», con la cual acordó una ruta para efectuar las elecciones parlamentarias previstas para 2020.
Ese sector ajeno a lo que fue la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) logró tan solo 20 diputados electos para nuevo Parlamento conformado ahora por 277 escaños, un 7% del total de las curules de la Cámara, quienes a lo largo de este 2021 han buscado diferenciarse del sector principal de la oposición, lo que les ha llevado a atacar las políticas de la ahora llamada Plataforma Unitaria (antes MUD), con argumentos ya utilizados por el propio sector oficial.
En las intervenciones de los diputados de la oposición en la actual AN, se han escuchado las acusaciones de propiciar un bloqueo contra el país, solicitar sanciones, y facilitar la injerencia por parte de potencias extranjeras, esgrimidos en contra de la parte de la oposición que logró la mayoría en las elecciones de 2015.
Además de esto, los integrantes de este bloque han llegado a votar conjuntamente con la fracción del PSUV algunos proyectos de ley aprobados por la AN dominada por el chavismo, así como diversos acuerdos, lo que les ha hecho ser el blanco de nuevas acusaciones sobre su cercanía al gobierno y su intención de buscar darle una aparente legitimidad a la gestión de Nicolás Maduro.
En su primer período de sesiones, culminado en julio del presente año, la AN madurista aprobó tres leyes, la Derogatoria de la Ley de la Regularización de los Períodos Constitucionales de los Poderes Públicos Estadales y Municipales; la Ley de la Gran Misión Chamba Juvenil y la de Reforma Parcial a la Ley Orgánica de Recreación, todas con los votos de la fracción «opositora», además de 40 acuerdos a los que la bancada que se atribuye el rol opositor ha brindado su respaldo.
El más polémico de los acuerdos fue el sancionado el 6 de julio, mediante el cual se anulan los actos legislativos del período parlamentario anterior, es decir, los de la AN electa en 2015, que contó con mayoría por parte de la oposición del G4 y que el gobierno obstaculizó a través tácticas como la suspensión de la proclamación de tres de sus diputados, la declaración de inconstitucional de las leyes que aprobaba y, finalmente, declarándola en desacato.
En otras ocasiones la bancada opositora se ha abstenido de votar, como en la aprobación del proyecto de Ley de Ciudades Comunales y en el del Parlamento Comunal, así como, más recientemente, en el acuerdo de rechazo a la extradición del empresario colombiano-venezolano Álex Saab desde Cabo Verde a EE. UU., donde sus diputados no salvaron su voto ni se pronunciaron en contra, simplemente no participaron del debate.
Ahora bien, ¿podía realmente una fracción de 20 diputados hacer frente a la abrumadora mayoría del chavismo? ¿Qué rol correspondía a unos parlamentarios en evidente desventaja numérica? ¿Han tenido logros en favor de la democracia ante las inclinaciones autoritarias del Ejecutivo? Analistas políticos consultados por TalCual, así como dos de las principales voces de este grupo de diputados, hacen un balance de la actuación hasta el momento de la fracción opositora de la AN madurista.
Todo por el voto en la bancada opositora
El diputado José Gregorio Correa, coordinador de la fracción de la Alianza Democrática, que agrupa a los diputados de El Cambio, Avanzada Progresista, Cambiemos y las versiones intervenidas judicialmente de AD y Copei, aseguró que el tiempo le dio la razón a los opositores que decidieron concurrir a las elecciones parlamentarias de 2020 y negó que la actuación de los diputados de la oposición busque darle legitimidad al gobierno de Nicolás Maduro.
«Es una experiencia distinta, venimos de ser mayoría, lo que no nos sirvió de mucho porque metimos a la oposición por el camino del fracaso, del odio y del fortalecimiento del gobierno de Maduro, así como por el camino de la invasión de Trump, el golpe de Estado de Fuerte Tiuna, el bloqueo y las sanciones, creyendo que con eso íbamos a salir de Maduro», expresó Correa al ser consultado sobre el tema.
Resaltó que varios dirigentes de la oposición, entre ellos él, alzaron la voz desde el primer día diciendo que era una farsa y una estafa (las estrategias impulsadas en 2019) y que a la larga iban a terminar fortaleciendo al gobierno.
«El tiempo nos dio razón. Hoy tenemos una oposición dividida, fragmentada, creyendo en los vapores de la fantasía, sin poder llegar a tener candidatos unitarios, y que creía que el no votar en diciembre (de 2020) era una forma de salir de Maduro. El grupo llamado ‘cucaracha’ (así se refirió al G4) hoy quiere votar; entendió que no era un tema de legitimar a Maduro, a quien no lo legitima nada, ni la Madre Teresa de Calcuta con Juan Pablo II ni un certificado del Dalai Lama legitimaría a Maduro», sostuvo el parlamentario.
Hizo énfasis en que esa convicción de la necesidad de ir a elecciones les permitió tener 20 diputados en la AN. «Representamos 7%, mientras el gobierno cuenta con 257 diputados, para un 93%. Hacemos esfuerzos, pero es muy difícil, pero tenemos que impulsar la ruta del voto y eso nos aleja de todas esas salidas que fortalecen al gobierno, que no sale por ninguna de ellas, algo que está probado», afirmó Correa.
Indefinición
El doctor en Ciencias Políticas y profesor de Estudios Políticos en la Universidad Metropolitana Guillermo Aveledo Coll explicó que todo partido de oposición debe definirse frente al statu quo. aun si son minoritarios, porque parte del deber de un partido es poner temas en la agenda pública.
En su opinión, una de las debilidades de los partidos que integran la Alianza Democrática y afines, es su definición frente al adversario. «Ellos dedican muy poco tiempo a enfrentar las políticas del gobierno y lo que están buscando es la legitimación de sí mismos como factor principal de la oposición”.
Añadió que estas fuerzas están en la vida política y se han mantenido en ella a partir de la movida de «la mesita», que no fue iniciada por ellos mismos sino por el Estado. «No siempre, pero muchas veces están enfilando baterías contra la oposición, así que no están tratando de competir por el primer lugar, es decir, están luchando por el subcampeonato, pero a la vez usan muchos de los argumentos del gobierno frente a sus oponentes».
Indicó que estas fuerzas políticas podrían partir de argumentaciones de la oposición tradicional, el G4, pero en lugar de ello utilizan argumentos del Gobierno, lo que no parece definirlos frente al Estado ni ganarles espacio político.
Insistió en que los diputados que resultaron electos no capitalizaron el descontento social, ya que no había confianza en ellos para depositar votos y, al respecto, recordó que los votos sumados de la oposición en las parlamentarias no alcanzaron el total de votos sumados de los adversarios de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de 2018.
Voz de alerta
El también doctor en Ciencia Política e investigador de la Universidad Simón Bolívar Daniel Varnagy manifestó antes que nada su reconocimiento a la valentía de quienes están allí en la bancada opositora de la actual AN, y destacó que evidentemente ellos están allí en un ambiente no favorable desde todo punto de vista.
Con respecto a qué se podría esperar de este bloque, aun cuando conforman una minoría tan diminuta, precisó que «en estas situaciones la labor que uno puede esperar de ellos es más comunicacional que jurídica; es la de alertar a la sociedad, al país y la comunidad internacional, de manera temprana, sobre situaciones que pueden estar en conocimiento y que el resto de la sociedad no lo está».
Insistió en que, en general, las expectativas de un grupo tan reducido en cuanto a que lleven adelante algún instrumento jurídico propio son muy bajas, por lo que considera que lo que se espera es precisamente el ejercer esa vocería frente al gobierno.
«No son los suficientes como para bloquear alguna ley que no fuera conveniente, pero sí pueden ser capaces de alertar de manera temprana sobre ellas», advirtió Varnagy.
De igual manera, recordó que, desde el punto de vista jurídico, la Asamblea Nacional de 2015-2020 tampoco fue muy exitosa, ya que fue objeto de un bloqueo y que, aunque le retiraron algunos diputados, tampoco se observó que hayan impulsado propuestas en ámbitos jurídicos que necesitan atención.
Trabas para el ejercicio de la función
Además de su desventaja numérica, la bancada opositora en la AN madurista ha tenido que lidiar con el menosprecio por parte de la bancada oficialista. Por lo general, los proyectos de leyes o acuerdos, así como el Orden del Día de las sesiones no son conocidos por estos diputados hasta que se inicia la sesión en que serán discutidos, lo que dificulta poder ejercer la función parlamentaria de una mejor manera.
Sin embargo, a juicio del diputado Oscar Ronderos, del intervenido partido Acción Democrática esto no ha representado obstáculo para el desempeño de los diputados opositores.
«No encuentro que haya ninguna cortapisa o limitaciones para ejercer nuestras funciones. No ser mayoría nos da libertad para plantear cosas abiertamente y no en el seno de los partidos o de las alianzas que hacen vida en la AN», dijo con respecto a la libertad de acción de cada uno de los diputados.
Recordó que, durante la comparecencia del entonces ministro de Comunicación e Información, Freddy Ñáñez a la AN, él planteó al ministro el tema del bloqueo a medios digitales, como Efecto Cocuyo y El Pitazo, ocasión en la que el titular de ese despacho contestó asegurando que no conocía sobre la situación.
Aseguró que es muy poco el peso que puede tener un grupo de apenas 20 parlamentarios para la función de oposición política y la de contraloría. Sin embargo, indicó que la representación en las diferentes comisiones está por encima de la proporción que correspondería, incluso en la Comisión Especial Binacional para el Restablecimiento de las Relaciones con Colombia, de la que forman parte cinco diputados del bloque.
Precisó, además, que si bien es cierto que muchas veces el orden del día y los proyectos se conocen el mismo día, esto no es una característica exclusiva de la actual AN ya que algo similar ocurría en el pasado, porque la tendencia ha sido la de ser un poco improvisados.
Comparsa
La profesora del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana Nancy Requena, afirmó que los diputados de la bancada opositora en la AN madurista no tienen una actitud crítica frente al oficialismo.
«El régimen necesitaba tener una Asamblea donde estuviera la oposición entre comillas para decirle al mundo ‘miren cómo somos nosotros de demócratas’. Honestamente, no pienso que podían hacer nada. No pueden tener una actitud cuestionadora porque su vida política depende de que no se convierta en un conflicto, su intención es la de dar apariencia de democracia al país».
Coincidió con Varnagy en que personalmente no tenía expectativas sobre la actuación de estos diputados en la nueva conformación del Parlamento. «Era muy claro que su posición era la de ser sumisa al Ejecutivo, no la de una división de poderes. Que alguno de ellos de buena fe haya pensado que podía hacer algo allí era un poco ingenuo».
Resaltó que en el período 2011-2016 la oposición también estaba en minoría. «Acuérdate cuando les cayeron a golpes a María Corina Machado, a Julio Borges, declaraban, protestaban, tenían una actitud más proactiva. La pregunta que habría que hacerles a ellos es ¿para qué se lanzaron?», expresó la docente.
Levantar la voz
El diputado José Gregorio Correa defendió que diputados de la bancada opositora han manifestado su desacuerdo con planteamientos del sector oficial.
«Hemos levantado la voz enérgicamente en todas y cada una de las sesiones; nos hemos opuesto a lo que favorezca al modelo político del gobierno y acompañado proyectos de ley que hemos considerado beneficiosos. Hemos hecho aportes a proyectos y leyes aprobadas y en las comisiones tenemos al menos una voz de representantes de la oposición, en ocasiones en más de una, como en la de Política Exterior», argumentó Correa.
También desestimó que factores como la demora en llegar a conocer el orden del día de las sesiones o los proyectos a discutir incidan en el desempeño de la bancada opositora.
«Son cosas que hay que ir mejorando. La dinámica y la falta de training (entrenamiento) parlamentario hace que eso ocurra. Las cosas hay que irlas mejorando, cada día le estamos metiendo mayor presión a eso», señaló el parlamentario.
Destacó como mayor logro de la actuación de la oposición en la AN madurista la designación, por unanimidad, de los cinco rectores principales y los 10 rectores suplentes del Consejo Nacional Electoral, directiva que cuenta con dos rectores principales vinculados con la oposición, como son Roberto Picón y Enrique Márquez, lo que a su juicio ha permitido que la Unión Europea esté enviando una misión de observadores internacionales para las próximas elecciones regionales y locales.
Resultado pobre
Para Guillermo Aveledo Coll, la actuación de los diputados de la bancada opositora arroja un resultado pobre, y atribuye esto a que los orígenes de la bancada parten de partidos cercanos al gobierno o que fueron cooptados por el Poder Judicial.
«Los que están fuera de la coalición opositora (la de la Plataforma Unitaria del G4) como Henri Falcón, o Claudio Fermín, en vez de ser tienda aparte de esa política, se conectaron con los diputados Luis Parra y José Brito (disidentes que partidos como Voluntad Popular y Primero Justicia a quienes el gobierno favoreció con sentencias judiciales).
Recordó que en los gobiernos militares de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita hubo una oposición minoritaria en el Congreso que se esforzaba por el debate, dar ideas y señalar las políticas del Ejecutivo. «Ahora hacen más énfasis en la corrupción del gobierno interino, las sanciones, pero no de la corrupción en el gobierno de Nicolás Maduro», señaló.
Aclaró que no llega a acusarlos de ser una oposición oficial, y concede que alguno de estos diputados habrá pensado en un planteamiento estratégico distinto, pero cree que, en la práctica, con el actual sistema, terminan ejerciendo ese rol.
El futuro
¿Cuál puede ser el futuro de un grupo político favorecido por el sector oficial ante el regreso de la oposición considerada mayoritaria al ruedo electoral? ¿Serán desplazados estos dirigentes ante la mayor vehemencia de los dirigentes más avezados de partidos como Primero Justicia, AD y el ilegalizado Voluntad Popular?
Daniel Varnagy se declara bastante pesimista sobre el futuro político de estos diputados de la bancada opositora. «Ellos están desencajados; aunque quieran hacer el mejor trabajo posible, no representan a la oposición ética del país. Tampoco representan al gobierno, porque han manifestado muchas diferencias bastante claras, pero tampoco son la vía del medio. Ellos, como puñado pequeño no están pudiendo proponer elementos que generen un viraje en la administración del Poder Legislativo; están, nos alertan, pero nosotros como sociedad civil no confiamos demasiado en ellos».
Explicó el experto que la sociedad venezolana está muy escindida en tres partes, una mayoritaria, que está huérfana porque no le interesa ningún color político y lo que está esperando es un liderazgo que le resuelva los problemas cotidianos, y otras minoritarias respaldan al gobierno o a la oposición.
«Esos diputados forman parte de lo que constituye la verdadera frustración de la sociedad civil, personas que tienen poder político y no logran ejercerlo para cambiar los destinos del país» expresó Varnagy.
Advirtió que, así como en la legislatura 2006-2011 el Parlamento de entonces, dominado abrumadoramente por el chavismo, avanzó hacia un sistema político hegemónico, en esta oportunidad la Asamblea Nacional concretará el sistema hegemónico plasmado en el Plan de la Patria a nivel de reglamentos y normativas.
Nancy Requena considera que ese grupo existirá políticamente en la medida que el gobierno de Nicolás Maduro le dé vida. «El régimen necesita aparentar que todo es totalmente plural, así que en la medida que les sea útil van a seguir existiendo. Tienen una función utilitaria y continuarán mientras le sean útiles al régimen ya que fue el propio gobierno quien los auspició».
Para Guillermo Aveledo Coll, los diputados de la bancada opositora en la AN madurista se ven favorecidos por contar con un espacio donde actuar. «Tienen la oportunidad de redefinirse en el Parlamento y deslindarse de quienes no estén en la labor de oponerse al gobierno. Los sectores que entre ellos son pro cambio, contrarios al gobierno, deben deslindarse (del Ejecutivo) y tender puentes con la oposición más allá del Parlamento; fue un rol que ejerció el partido Podemos en la legislación entre 2007 y 2009, y el número era menor que en esta oportunidad. El ejemplo histórico es el de AD y la fracción de izquierda en los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita, que marcaron la pauta en la discusión de la Ley de Hidrocarburos».
Advirtió que hay oportunidad de seguir adelante si los sectores de la oposición se unen, pero que «mientras ese sector exista por separado y sea más cercano al Estado que a la sociedad, debilita demasiado al resto».